Página:Alternativa Feminista 1.djvu/37

Esta página no ha sido corregida

q


culpa de ser obrero sino de que no se quiere ser patrono pudiendo serlo.

Las mujeres se descubren así porta- doras de cosas buenas, muchas de las cuales serían neutras, neutro adjudica- do a las mujeres, pero otras serían his- tóricamente femeninas y reivindican poder depurar lo neutro hasta hoy mo- nopolizado por el varón de elementos históricamente producidos por el varón (cultura de opresor y de oprimido alienado).

Quizá nada ilustre mejor este proce- so que el de la propia sexualidad. Se reivindica en primer lugar la desapari- ción de la regla de doble moral. Es decir el derecho a la sexualidad. Se reivindica después el clítoris, lo que es sin duda la negación de una sexualidad reducida a complemento de la del varón. Pero por ese camino se cuestiona la idea de se- xualidad deslindada del afecto que pro- pone el varón. O se reivindica el papel del cuerpo globalmente considerado y no sólo de los genitales —vagina o clíto- ris. El androcentrismo, la megalomanía masculina puede afirmar: ¡pobres!, ca- rentes de pene, se ven obligadas a difu- minar por el cuerpo las relaciones pla- centeras.

Mi perspectiva aquí es exterior. Me limito a constatar que no percibo la afir- mación de la diferencia femenina como un gremialismo o una exclusión sino co- mo un episodio necesario de la libera- ción general, de la reconquista y eleva- ción a un nivel superior del patrimonio de la especie, neutro, en el sentido de accesible a unos y otras. Porque si la mujer reivindica el cuerpo y no sólo los genitales está haciendo un aporte a la li- beración general en el mismo movi- miento en que lo hace a su propia libera- ción. Nuevamente aquí conviene recor- dar que la burguesía o el proletariado contribuyeron a la liberación general en la medida en que afirmaron sus propios

intereses y no en la medida en que in- tentaron ser comprensivos y amables con los demás.

Pero, ¿qué hacían entre tanto los va- rones?, los adjudicatarios de la parte del león de lo neutro, los niñitos perdi- dos en el programa y timo de la cons- trucción y ficción de la masculinidad?

v

Nada. ¿Para qué vamos a engañar- nos?

Aún siendo el patriarcado mutilador y lesivo en parte para los mismos varo- nes o para una parte de los varones, los varones sólo hicieron que resistir a la emancipación femenina o callarse. Co- mo hecho social no existe la crítica mas- culina a la mutilación que a todos nos impone el patriarcado, fuera de la que proviene de sectores homosexuales. La izquierda ha impugnado de mejor o pe- or grado ciertos aspectos del monopolio masculino del terreno laboral, social o político, pero-no ha cuestionado la iden- tificación entre comportamiento mascu- lino y normalidad o deseabilidad.

Se constituye así una escandalosa paradoja: Si la reconstrucción de lo neutro habría de dar a los varones ma- yores posibilidades vitales a cambio de la renuncia a unos privilegios a menudo puramente simbólicos, la lucha por lo neutro se realiza exclusivamente por las mujeres. Los varones van a ser libe- rados por las mujeres contra su volun- tad.

En el terreno personal el varón se defiende o entra en crisis, pero no asu- me la redefinición de su identidad. Ya sea el futuro más inmediato una nueva masculinidad —en la que yo personal- mente no creo— o un acercamiento a lo neutro y plural (que no tiene por qué pa- recerse al afeminamiento o propiciar

ningún uniformismo) lo cierto es que los 35