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Es más difícil encontrar una mujer buena que un cuervo blanco. (San Gregorio)


me indispuse me enteré recién en ese momento. Nunca me toqué, ni me inte- resó. El día de mi noche de bodas no sa- bía lo que tenía que hacer ni tampoco me interesó averiguar en qué forma go-

que ya podía tener bebés, pero no sabía cómo. Me enteré todo lo demás a través de mis amigos. Nunca nos mostramos, siempre me dio vergijenza mostrarme desnuda.

zar.

Ema, 39 años

Noemí, 43 años

—Mi mamá es la misma que la de No- emí, y a pesar de que yo soy más joven, la cosa no cambió. Siempre me interesó leer sobre qué es mi vagina. Con res- pecto a mi hija nunca le hablé de nada porque ella es más piola que yo. Y se en- tera todo por los amigos.

—Era la cola y nunca en mi familia hablamos de ella. Nunca se me ocurrió tocarme. La sensación al verla es de re- pulsión, no me gusta. Me enteré el día que me indispuse que me tenía que cuidar, de allí en más, de los chicos por-

«La sin nombre:

Y ahora me toca a mí hablar sobre ella, la vulva, concha, chucha o chocha, como le decía mi mamá, que yo no salgo de llamar cola. Cuando era chiquita, me acuerdo que yo no le prestaba demasiada atención, pero mi madre se la pasaba todo el día hablando de la “chochita” de las nenas, al mis- mo nivel que madres y padres hablan del pene de sus hijos.

Nunca me dijo que no me tocara, nunca razones para tener asco o re- pulsión, pero yo intentaba no tener el menor contacto con ella, hasta el pun- to de que cuando hicimos un grupo de reflexión sobre sexualidad, se decidió que la quería se iba a mirar la vulva en el espejo, y contar lo que veía, sentía, etc. Yo no lo pude hacer, pero esa experiencia me sirvió para recordar un montón de cosas, como que cuando era chiquita yo me masturbaba y que in- tentaba poder sacarme el asco y repulsión al verme para poder tocarme. Re- cién hace unos días me pude mirar sin temor e incorporar “mi cola” como una parte importante de mi cuerpo.

Creo que todas tendríamos que perder el temor, saber qué es y para qué está, pero sin escondernos, sin enterarnos por terceros, no escuchar más datos que nos confundan, y que no sea algo tan terrible.

ANDY