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+ Asícomo la Iglesia está sometida a Cristo, así sean sumisas en toda cosa las mujeres a su marido.

(San Pablo)


Ya constituidas las Madres como su- jeto colectivo, político, el nudo confor- mado por su condición de madres no se diluye ni debilita. “Nosotras estamos instrumentadas por nuestro propio do- lor —dice Hebe Pastor de Bonafini en un reportaje realizado por Gabriel Le- vinas en El Porteño N* 22, octubre de 1983—, por el amor de madres que te- nemos, ése es el instrumento que tene- mos adentro. Y nadie lo quiere ver. To- do el mundo quiere ver otra cosa. ¿Por qué no quieren ver a las madres? ¿Por qué no piensan que somos madres que salimos a pelear sin realmente saber pa- ra qué lado íbamos a ir el día que sali- mos? Yo tengo apenas sexto grado; lo único que sé es que quiero para mi país y para los jóvenes que vienen atrás, lo mejor.” Las Madres saben que, de no haber sido por esta condición “prima- ria” (la de ser madres), no habrían sobrevivido. Saben que ésta es su fuer- za, y el flanco del sistema. Sin embargo, aquí las únicas chantajeadas son las Madres. En el reportaje citado, Hebe de Bonafini exclamaba: “a unas madres que éstán pidiendo por sus hijos no les puede agredir ni pegar, en ninguna par- te y de ninguna manera”. Imaginemos la respuesta que le podrían dar los de- tentores del poder: Ustedes están traba- jando con los valores ideológicos forjados por nosotros. Son de nuestra propiedad. Quienes deciden qué se politiza y qué no, somos nosotros; y ustedes han politizado una zona vedada, pantanosa, imposible. ¿No se dan cuenta que están dejando de ser madres?

Las exigencias de las Madres son es- casas, casi austeras: aparición con vida de sus hijos, y juicio y castigo a los cul- pables, no parecen ser reivindicaciones que impliquen ia caida de una clase, ni

el derrumbamiento dei Estado, siquiera una progresista redistribución del ingreso o una modificación de la Consti- tución. No. Las Madres exigen no sólo el cumplimiento de la ley, sino princi- palmente aquello que la moral burguesa declama con tanto ahínco: la unidad fa- miliar — mínimamente en su forma físi- ca—.

Sin embargo, estas simples reivindi- caciones, democráticas, vitales, han ad- quirido un carácter transicional, han terminado por poner en tela de juicio la dominación de clase y el carácter repre- sivo y autoritario del Estado burgués, la complicidad de los partidos políticos mayoritarios, la venalidad de la gran prensa, etc. Por estas simples, elemen- tales, reivindicaciones, la burguesía se indispone, el gobierno se predispone a ser “desestabilizado”, las acusa de te- ner “objetivos antinacionales”, la pren- sa las trata de"peligrosas”y terroristas” por hacer política con los sentimientos.


Para aprender:

MATEMATICA “SIN DOLOR”

También: LOGICA o | ESTADISTICA

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