Página:Almanaque sudamericano 1902.pdf/35

Esta página ha sido validada
30
Almanaque Sud-americano

más apacible calma; años durante los cuales fué dado sólo á su familia gozar de la fragante ambrosía de las virtudes de Rosa. En esos años benditos de la primera edad amenizó las tranquilidades del hogar honrado la apacible é inocente paloma.

Acontecimientos de familia hicieron que Gaspar Flores abandonase por corto espacio de tiempo la metrópoli de Pizarro, trasladándose en compañía de los suyos al diminuto villorrio de Quibe, en la provincia de Canta, en circunstancias en que, llevado de su celo, verificaba la visita pastoral de los pueblos de su diócesis el santo arzobispo de Lima, Toribio Alfonso de Mogrovejo.

Los habitantes de Quibe acudían llevando á sus pequeñuelos á recibir de manos del santo arzobispo el sacramento de la confirmación, y cuando tocó el turno á la hija de Gaspar Flores, brotó la palabra Rosa de labios del pastor, no obstante el anuncio que se le había hecho de llamarse Isabel la niña que recibía el segundo signo de la gracia divina.

¿Cómo explicar este hecho? ¿Fué la intuición de Toribio de Mogrovejo la que vino á demostrar, confirmándola, la suprema voluntad de que esa bella flor del jardín limeño fuese una esposa más de Jesucristo y ocupase distinguido lugar en el Martirologio romano?

Esto parece llevar al ánimo la convicción de que desde su primera edad, Rosa de Lima había sido escogida por Dios para demostrar en el Nuevo Mundo que la existencia de esos seres llenos de virtud heroica, que llamamos santos, no es invención de imaginaciones calenturientas y fantásticas.

Ya se despedía para Rosa la niñez, esa edad que los poetas pintan en sus melodiosas endechas como el alba de la vida; esa edad que lloramos porque pasó para siempre, y que llamamos en vano porque no volverá jamás.