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medio de un bosque espeso, en donde aún no habia penetrado hombre alguno.

El viejito era sumamente pobre; pero, á pesar de eso, tratándose de forasteros, los hospedó lo mejor que pudo y mato en su obsequio la única gallina que tenia, y se la sirvió de cena.

Al ver esta acción, y cuando quedaron solos, Dios preguntó a san Pedro y a san Juan qué harían ellos en su lugar, á lo que contestaron ambos que premiarían largamente al viejito.

Dios, entonces, lo hizo llamar, y le dijo estas palabras:

«Tu que eres pobre, has sido generoso; yo te premiaré por esto. Tu posees una hija que es pura é inocente y á quien quieres mucho; yo la haré inmortal, para que jamás desaparezca de la tierra.»

Y Dios la transformó en la planta de la yerba mate, y desde entonces la yerba existe, y, aunque se corte, vuelve á brotar.

Pero los mineros dicen que, en vez de transformarla en yerba, la hizo dueña de la yerba, y que existe aún en los yerbales, ayudando á los que hacen pacto con ella.

El minero que quiere hacer pacto con la Caá- Yarí, espera la Semana Santa, y si está cerca de un pueblo, entra á la iglesia y promete formalmente que vivirá siempre en los montes, se amigará con ella, jurando al mismo tiempo no tener trato alguno con otra mujer.

Hecho este voto, se encamina al monte, depositando en una mata de yerba un papel con su nombre y la hora en que volverá para encontrarse con ella.

El día de la cita el minero debe tener gran presencia de animo, pues la Caá-Yarí, para probar su valor, antes de presentarse, lanzara sobre él víboras, sapos, fieras y otros animales propios del monte, sin otro objeto que el de probarlo

En recompensa de su serenidad, se aparece la Caá-Yarí joven, hermosa y rubia. Entonces el minero renueva sus juramentos de fidelidad y desde aquel día, cuando va á cortar yerba, cae en un dulce sueño, durante el cual la Caá-Yarí le prepara el rairo[1] con diez y ocho á veinte arrobas de peso,

  1. Rairo es otro término yerbatero que sirve para indicar el paquete de hojas de yerba colocadas en una especie de red de cuero, de forma cuadrada y que el minero lleva á la espalda, sujetándola con dos asas debajo de los brazos. Generalmente pesa de 8 á 10 arrobas, ó sea 80 á 100 kilos.