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EPÍGRAMAS

Despidiendo á su abogado
Un ladrón de mucha guasa
En la cárcel encerrado,
Le dijo, con sumo agrado,
«Aquí tiene usted su casa.»

Cecilio Navarro.

Don Francisco Maldonado
Que poeta y cobarde es,
Dios, de si muy pagado,
Que en todo trance apurado
Lo que á él le sobran son piés.

J. Iglesias.

Un librero definia así la paternidad:
Los hijos son las ediciones sucesivas del mismo libro.

Cuando la mujer nos diga
La verdad de su querer,
O el mundo no será mundo
O ella no será mujer.

El amor, para las niñas
Es un libro interesante,
y los mejores capítulos.
Son ¡ay! los matrimoniales.

Un jóven, sacando la cabeza por la portezuela de un carruaje, dice al cochero:
— Apriete usted el paso, ¿No sabe usted que voy á casarme? ¿Quiere usted que llegue tarde á casa de la novia?
— Dispénseme usted, caballero. Voy despacio para que tenga usted tiempo de reflexionar.

Diálogo sencillo :
— Dice usted que es usted artista, músico y poeta.
Si. señora i las tres cosas.
— ¡Ay, Dios mio! ¡y qué pobre debe ser usted!

En casa de un médico:
— Doctor, doctor, digame usted, ¿qué debo prepararle á mi tío, que acaba de tomar equivocadamente una cantitad de arsénico?
— Pues el entierro.

Novios á la moderna:
— ¿A qué adelantar la fecha de nuestro matrimonio, Margarita? Una vez casados, no nos quedará ya ninguna perspectiva risueña.
— No digas eso, hijo mio, ¿y el divorcio?