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LA ESTÁTUA, EL ESCULTOR Y LA PIEDRA

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 En cierta sacristía,

Olvidada en el suelo junto al muro,
U na piedra de mármol se veía
 En un rincon oscuro.
Hermosa desde allí se descubria,
Sobre elevado altar lleno de flores
Y adornado con oro de colores,
Una estátua magnífica y luciente
 Del Salvador del mundo,
Tallada en mármol primorosamente.
 Con respeto profundo,
Allí lloraba el corazón creyente,
y el magnate que un pueblo esclavizaba,
Ante la hermosa estátua se inclinaba.
 Miró la estatua hermosa
La despreciada piedra, y envidiosa,
A un escultor le dijo suspirando,
 En una lengua extraña :
« Ya no quiero volver á la montaña,
Ya no quiero vivir allí rodando.

A tu taller condúceme al instante,