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con el catholico çelo
que a bos y a su sangre debe.
Asta que dandose toques
con calbino cinco meses,
y protestando otros tantos
la fe como quien se muere,
Quedando por esos patios,
la alteça Britaña ausente,
Vgier de camara en bago,
uoluio a mendigar merçedes,
A las jenerosas plantas
de aquel alçydes prudente
que de tanto inperio el graue
peso la espada os preuiene;
De aquel raçional esquollo,
de aquella roca baliente,
de tanto eruiente oçeano
batida y constante siempre,
Con quien el cielo os a dado
tres angeles juntamente,
a diferencia de dos
que tienen los demas reyes.
Vino el archiduque Carlos
—que dios en el çielo tiene—
y mandome que en su estado
de mayordomo sirbiese;
halleme en el nuebo ofiçio
exçelentíssimamente,
porque de quarenta platos
soldan de Egipto era en menphis.
Diborçieme con mi olla,
negueme al carnero verde,
que eran desde que naçi
mi eterno capon de leche.
Y ambiçioso de la dicha
que duro tiempo tam breue,
para muchos sauañones
tuuo mi mesa juanetes.
Murioseme el archiduque
—que si no lo hiço adrede,
segun porfio en dejarme
juro a dios que lo pareçe—
Arrugoseme la plaza,
derrengoseme la suerte,
anubloseme la gula
y cayoseme el pesebre:
Y mayordomo de seta
de ciruelas mallogreme,
heliogabalo en agraz
y sardanapalo en çierne.
Fui a san Lorenço cargado
de bancos y de bufetes,
hecho figon de profundis
con un bodegon de rrequiem.
Iua yo sobre vna mula
que siruio de cauallete,
de parte del agua, Pato,
de parte de dios, Arenque.
Nadando a Madrid boluimos,
si bien mi alemana jente
corrio a Brindis por el golfo
que llaman blanco y clarete.
Con mi carnero bolui
a haçer paçes, que rrebeldes
ya contra mi conspirauan
unos nabos olandeses.
Y el Pays de mi piñata
sosegado breuemente,
çeniça toma un mes antes
que la quaresma biniese.
Esto es quanto al archiduque;
quanto a marçial, y papeles
de seruiçios de seis años,
escuchadme atentamente:—
Si busca Antonio de Cosa
soldados que a hablaros entren,
que no sin causa el aplauso
vuestro, su atençion mereze,
Saboya me bio y milan
en los años diez y siete
de mi edad, medir la pica
el grauado peto fuerte,
Con el terçio de Bretaña,
siguiendo al conde de fuentes,
desde Baya de zahona
por ambiçiones de niebe.
Hasta que treguas haçiendo
con saboya los françeses,
pase a napoles, de donde
a buscar en sus bajeles
La carabana salí
por todo el mal del oriente
con Don Pedro de Toledo,
rayo español de Berçeli.
De plomo como de gorra
nos saludamos mil ueçes
las turquescas escopetas
con los christianos mosquetes.
Descubrimos las montañas
de la probincia que tiene
el obelisco de Dios
en prission yrreuerente,
Hasta que el eroyco braço
Vuestro, a rescatar se llegue,
para que el numero diez
acreçenteys a los nuebe.
Y en la primera jornada
de Argel, fue mi coselete