antemano contra la necesidad de ocupar por tanto tiempo la atención de V. E. hacia mi propia persona, séame lícito, por lo menos, aspirar á interesar la indulgencia de la Academia, con una declaración que pueda servir en adelante de excusa de mis cortos servicios á la misma, de testimonio de mi justa y no afectada modestia.
Guiado únicamente por un amor irresistible hacia las buenas letras, pero careciendo absolutamente de la educación literaria que debe formar la base del sólido saber, me veo como por casualidad y acaso sin intención, en el caso de otros muchos jóvenes que, sin la debida meditación, nos hemos arriesgado á la ardua empresa de continuar el cultivo de nuestra literatura patria, sin tener en cuenta que recibimos esta hermosa planta robusta y lozana, de manos de tantos y tan distinguidos sabios como hasta el día la hicieran florecer, y que acaso en las nuestras, inexpertas, se ve expuesta á perder su brillo antiguo, ó á tomar desgraciadamente una torcida dirección.
El genio creador, este sublime destello de la divinidad, repartido casi por iguales porciones á todos los países, á todas las edades, no escasea, es verdad, en la generación presente, ni debe suponerse agotado con los trabajos de los