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comprender cuan ilimitado campo está abierto todavía á la pintura de paisage entre los trópicos de ambos continentes, en los archipiélagos de Sumatra, Borneo y las Filipinas, y cómo las admirables obras concluidas hasta hoy no pueden compararse con los tesoros que tiene reservados la Naturaleza para los que quieran hacerse dueños de ellos.
¿Y por qué ha de ser vana nuestra esperanza? Creemos que la pintura de paisage debe resplandecer como no lo ha hecho hasta ho y, el dia que los artistas de genio salven con mas frecuencia los estrechos límites del Mediterráneo y penetren lejos de las costas, y les sea dable abrazar la misma variedad de la Naturaleza en los valles húmedos de les trópicos, con la frescura nativa de un alma pura y jóven.
Hasta ahora solo han sido visitadas esas magníficas regiones por algunos viajeros que carecian de una preciosa y larga esperiencia de las artes, y cuyas ocupaciones científicas no les permitian espacio para perfeccionar su talento de paisagistas. Muy corto número de ellos, llevados por el interés que ofrecen á la botánica esas formas nuevas de frutos y flores, podian espresar la impresion general producida por el aspecto de los trópicos. Los artistas encargados de acompañar á las grandes espediciones enviadas á esas comarcas á espensas del Estado, eran por lo comun escog¡1dos á la casualidad, y no se tardaba en reconocer su 1nsuficiencia. Aproximábase el fin del viaje y los mas hábiles de entre ellos 4 fuerza de contemplar las grandes escenas de la Naturaleza y de ensayarse en su reproduccion, empezaban entonces á adquirir algun talento de egecucion. Es preciso decirlo tambien, los viajes denominados de circunnavegacion ofrecen á los artistas raras ocasiones de penetrar en los bosques, llegar al curso de los grandes rios y trepar á los vértices de las cadenas interiores de las montañas.
El único medio de poder fijar el carácter de las comarcas lejanas en paisages concluidos, á la vuelta de un viaje,