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bosque, al mismo tiempo que haciéndose paisagista, reproduce con raro acierto la meseta árida y enteramente desierta donde se destaca en medio de las rocas el palacio del Escorial (23).
Para que la representacion de las formas individuales de la Naturaleza, en lo que se refiere al ramo del arte que nos ocupa, pudiese adquirir mayor variedad y exactitud, era preciso que se hubiera agrandado el círculo de los conocimientos geográficos; que se facilitaran los viajes á las regiones lejanas, y que se ejercitase el sentimiento en comprender las diferentes bellezas de los vegetales y caracteres comunes que los agrupan en familias naturales. Los descubrimientos de Colon, de Vasco de Gama y de Alvarez Cabral en el centro de América, en el Asia meridional y en el Brasil; la estension dada al comercio de especies y sustan— cias medicinales, que hacian con las Indias los Españoles, los Portugueses, los Italianos y los Holandeses; el establecimiento de jardines botánicos, en Pisa, Pádua y Bolonia desde 1544 4 1568, aunque sin el útil accesorio de las estufas, todas estas causas juntas familiarizaron á los pintores con las formas maravillosas de un gran número de producciones exóticas, y les dieron alguna idea del mundo tropical. Juan Breughel, célebre ya á fines del siglo XVI, ha representado con una verdad encantadora ramas de árboles, flores y frutos estraños en Europa. Pero hasta mediados del siglo XVII, no se tienen paisajes pintados por el artista sobre el terreno, que reproduzcan el carácter propio de la zona tórrida. El mérito de esta innovacion pertenece, segun sabemos por Waagen, á Francisco Post, de Harlem, que acompañó á Mauricio de Nassan al Brasil, cuando este príncipe, ávido de conocer las producciones tropicales, fué nombrado gobernador por la Holanda de las provincias conquistadas 4 los portugueses (1637-1644). Durante muchos años, Post, hizo estudios del natural en el promontorio de