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misma naturaleza á ser fria y lánguida, como las sutilezas alegóricas tan estimadas por los poetas de la edad media. Para que una descripcion respire verdad, es necesario que verse sobre objetos determinados; por esto se ha creido reconocer en las mas bellas estancias descriptivas de la Jerusalen libertada, los vestigios de la impresion producida en el poeta por la naturaleza pintoresca que le rodeaba, y un recuerdo del gracioso valle de Sorrento (87).
Este carácter de verdad que nace de la observacion inmediata y personal, brilla en su mas alto grado en la gran epopeya nacional de los Portugueses. Siéntese flotar como el perfume de las flores de la India al través de aquel poema escrito bajo el cielo de los trópicos en la gruta de Macao y en las islas Moluscas. Sin detenerme á discutir una Opinion aventurada de Fr. Schlegel que considera las Lustadas de Camúens superiores con mucho al poema de Ariosto en cuanto al brillo y riqueza de la imaginacion (88), puedo afirmar al menos, como observador de la Naturaleza, que en las partes descriptivas de las Lusiadus jamás han alterado en nada la verdad de los fenómenos, ni el entusiasmo del poeta, ni el encanto de sus versos, ni los dulces acentos de su melancolía. Al hacer el arte mas vivas las impresiones, ha añadido mas bien grandeza y fidelidad 4 las imágenes, como sucede siempre que bebe en una fuente pura. Camóens es inimitable cuando pinta el cambio perpetuo que se verifica entre el aire y el mar, las armonías que reinan en la forma de las nubes, sus trasformaciones sucesivas y los diversos estados por que pasa la superficie del Océano. Primeramente nos muestra esta superficie rizada por el ligero soplo del viento; las olas, levantadas apenas, chispean jugando con el rayo de luz que se refleja en ellas; en otra
parte, los buques de Coelho y de Pablo de Gama, asalta-