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Castilla; cantaba el ruiseñor y otros pajaritos como en el dicho mes en España, que dicen que era la mayor dulzura del mundo. Las noches cantaban algunos pajaritos suavemente: los grillos y ranas se cian muchas... Un dia llegué á una bahia profunda y cerrada por todas partes, en la cual vi lo que jamás hasta entonces humanosojos habian visto, y fué un singularísimo puerto y unas tierras hermosas á maravilla, así como una vega montuosa dentro en estas montañas... donde hay pinos y palmas y otros árboles de diversas formas todos cubiertos de flores; y salen por ella muchas riberas de aguas que descienden de estas montañas. Andando por ella, fué cosa maravillosa de ver las arboledas y frescura, y el agua clarísima, y las aves y amenidad, que me parecia que no quisiera salir de allí; y que para hacer relacion á los reyes de las cosas que via no bastáran mil lenguas 4 referillo, ni la mano para lo escribir, que me parecia questaba encantado (89).»
Vemos aquí, por el Diario de un hombre falto de toda. cultura literaria, cuánto poder ejercen sobre un alma sensible las bellezas características de la Naturaleza: la emocion ennoblece el lenguaje. Los escritos del Almirante, especialmente los que compuso á la edad de sesenta y siete años al realizar su cuarto viaje y contar su maravillosa vlsion en la costa de Veragua (86), son, no mas castizos, pero sí mas arrebatadores que la novela pastoral de Bocacio, las dos Arcadias de Sannasar y de Sidney, el Salicio y Nemoroso de Garcilaso, ó la Diana de Jorge de Montemayor. Desgraciadamente el género elegiaco y bucólico reinó durante largo tiempo en las literaturas italiana y española. Preciso era el interés admirable que supo dar Cervantes á las aventuras del héroe de la Mancha para hacer olvidar su Galatea. La novela pastoral, aunque se la haya pretendido rehabilitar por la perfeccion del lenguaje y la delicadeza de los sentimientos, está condenada por su