las flores de la ribera, y enseguida, como embriagadas por los perfumes, se sumerjen en el abismo, mientras apa— recen nuevas chispas (81).» Podria creerse que esta ficcion es un recuerdo del raro y singular espectáculo que ofrece la fosforescencia del Oceáno, cuando del choque de sus nubes se desprenden puntos luminosos que se elevan sobre la superficie de las aguas, y forman de toda la llanura líquida un mar de movibles estrellas. La estremada concision de estilo aumenta aun en la Divina comedia, la profundidad y gravedad de la impresion.
Para permanecer algun tiempo mas en el suelo de Italia, si bien dejando á un lado el frio género pastoril, podemos pasar de los poemas del Dante á los sonetos elegíacos en que Petrarca describe el efecto que produjo en él, despues de la muerte de Laura, el gracioso valle de Vaucluse, á las poesías mas cortas de Bojardo, amigo de Hércules de Este, y 4 las estancias que compuso mas tarde Victoria Colonna (82).
En el renacimiento de la literatura clásica, cuando vol vió á florecer esta en todos los pueblos, merced á las nuevas relaciones que se establecieron con la Grecia, á pesar de su rebajamiento político, el cardenal Bembo, ilustrado protector de las artes, amigo y consejero de Rafael, es el primero entre los prosistas que nos ha dejado atractivas descripciones de la Naturaleza. Su diálogo del Etua ofrece un cuadro animado de la distribucion geográfica de las plantas en la pendiente de la montaña, desde las fértiles llanuras de la Sicilia hasta las nieves que coronan los bordes del cráter. En la Historia Veneto, obra acabada en mas avanzada edad, el clima y la vegetacion del nuevo conti- nente están caracterizados de una manera todavía mas pintoresca.
En el momento en que el mundo se encontraba súbitamente engrandecido, todo se reunia para llenar el espíritu