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aun bácia la poesía descriptiva que las razas puramente grermánicas, estendidas por los imbospitalarios paises del Norte y hasta la Islandia. Aun en los climas mas afortunagaos del Asia meridional sealteran algunas veces los groces de la Naturaleza. La oposicion de las estaciones se determina allíde una manera estremada, pasándose bruscamente de las lluvias que fecundizan la tierra á una devoradora sequía. En Persia, sobre la meseta del Asia occidental, se encuentran á menudo desiertos de forma irregular y sin vegetacion, que penetran 4 modo de golfos en las comarcas mas fértiles; con frecuencia hay en los bosques estepas inmensas que asemejan un mar interior rodeado de sus riberas. Merced á estos accidentes, la superficie horizontal del suelo ofrece ¿los habitantes de aquellos cálidos climas 1guales alternativas de tierras fértiles y áridas llanuras, que presentan en su altura las cadenas de montañas coronadas de nieve de la india y del Afohanistan. Ahora bien: las causas que escitan mas "poderosamente la imaginacion poética, son esos sorprendentes contrastes que ofrecen las diferentes estaciones del año, la fecundidad y la elevacion del suelo, en aquellos pueblos predispuestos de suyo 4 la contemplacion de la Naturaleza por el conjunto de su civilización y de sus creencias religiosas. Ese amor á la Naturaleza que es propio de las razas contemplativas de la (rermania, manifiéstase en alto grado en los mas antiguos poemas de la edad media; Dicha prueba de ello es la poesía caballeresca de los Minnesimger, bajo e: reimado de los Hohenstauffen. Cualesquiera que sean las relaciones históricas que existan entre esta poesía y la poesía romana de los Provenzales, no puede desconocerse en ella el elemento germánito puro. Las costumbres de las naciones germánicas, sus hábitos de vida, su amor á la E A Ea revela el sentimiento de la Naturaleza de que estaban ízuimamente penetrados (52). Los Minne-