agua caliente ó Gu/f sircam, y vístose llevado hácia la Florida, y de alli quizás al cabo Hatteras y á la Virginia; circunstancia cuyo valor no seria fácil calcular, puesto que hubiera podido dar á la region designada con el nombre de Estados-Unidos una poblacion española y católica, en vez de la poblacion inglesa y protestante, que se posesionó de ella mucko mas tarde. «Siento, decia Pinzon al Almirante, como una inspiracion que me ilumina y me enseña el ca— mino que debemos seguir.» Asi pretendia, en el célebre proceso contra los herederos de Colon (1513-1515), que el descubrimiento de la América le pertenecia á él solo. Aquella revelacion, «aquella voz del corazon,» la debió Martin Alonso á una bandada de papagayos que habia visto volar por la tarde hácia el Sud-oeste, y que él supuso irian á pasar la noche en las breñas de la costa. Jamás el vuelo de ningun pájaro tuvo mas graves consecuencias; pues bien puede decirse que éste decidió de las primeras colonias que se establecieron en el nuevo continente y dela distribucion de las razas romanas y germánicas (71).
La marcha de los grandes acontecimientos, así como la sucesion de los fenómenos naturales, se halla encadenada 4 leyes eternas, de las cuales solo algunas nos son claramente conocidas. La flota mandada por Pedro Alvarez Cabral, enviada por el rey Manuel de Portugal á las Indias orientales, por el camino que habia descubierto Gama, fué arrojada hácia las costas del Brasil el 22 de abril de 1500, sin que nad: e pudiera sospecharlo. Si recordamos el celo que mostraban los Portugueses por doblar el cabo de BuenaEsperanza, desde la empresa de Diaz (1487), comprenderemos que accidentes análogos á los que habian hecho sufrir á los barcos de Cabra!, las corrientes del Océano, no podian dejar de reproducirse, y que por lo tanto los descubrimientos hechos en Africa debian traer los delas regiones de la América, situadas al Sud del Ecuador. Así parece