riadores que han revelado mayor sagacidad respecto de la distincion de las razas humanas.
Desgraciadamente la estensa y rica obra de Estrabon, cuyas miras sobre el conjunto del mundo compendiamos aquí, fué casi desconocida de la antigitedad romana hasta el siglo V. Plinio mismo no sacó partido de ella á pesar de todo su saber. Solo 4 fines de la edad media empezó este libro á influir en la direccion de los espíritus; sin embargo, esta influencia fué menor que la de la Greografía de Tolomeo, Obra mas especialmente matemática, casi enteramente estraña á las ideas de la física general, y que no es otra cosa sino árida nomenclatura. La (reografía de Tolomeo sirvió de guia á todos los viajeros hasta en el siglo XVI. A cada descubrimiento creíase reconocer en aquel libro las nuevas regiones aunque designadas con otros nombres. Del mismo modo que los naturalistas durante mucho tiempo se obstinaron en ajustar forzosamente á las clasificaciones de Linneo todas las especies de plantas y animales últimamente descubiertas, así tambien los primeros mapas del nuevo continente aparecieron en el Atlas de Tolomeo, que preparó Agatodemon, en la época en que entre los Chinos ya estaban representadas las provincias occidentales del Imperio en cuarenta y cuatro divisiones (5). La (teografía universal de Tolomeo tiene indudablemente la ventaja de reproducir á nuestra vista todo el antiguo mundo, no solo de una manera gráfica, trazando los contornos, sino que tambien numéricamente, determinando las posiciones por la longitud y la latitud, y por la duracion de los dias. Pero aunque Tolomeo haya acreditado con frecuencia que preferia los resultados astronómicos 4 las enumeraciones de las distancias por tierra ó por mar, no se puede desgraciadamente reconocer sobre qué base establecia él cada una de las determinaciones de lugares cuyo conjunto escede del número de 2,500, ni qué verosimilitud relativa debe atri-