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Queda que examinar si, por obra del pensamiento, puede esperarse que la inmensidad de los fenómenos diversos que comprende el Cosmos, vengan á la unidad de un principio y á la evidencia de las verdades racionales. En el estado actual de nuestros conocimientos empíricos, no nos atrevemos á concebir tan lisonjera esperanza. Las ciencias esperimentales, fundadas en la observacion del mundo esterior, no pueden pretender nunca el completarse; la esencia de las cosas y la imperfeccion de nuestros órganos se oponen á ello igualmente. Nunca se acabará la riqueza inagotable de la naturaleza; ninguna generacion podrá lisonjearse de haber abrazado la totalidad de los fenómenos. Distribuyéndolos por grupos es como se ha llegado á descubrir en algunos de estos, el imperio de ciertas leyes de la naturaleza, sencillas y grandes como ella. La estension de este imperio aumentará sin duda, á medida que las ciencias físicas se ensanchen y perfeccionen progresivamente. Brillantes ejemplos de este adelanto se han dado en nuestros dias en los fenómenos electro-magnéticos, y en los que presentan la propagacion de las ondas luminosas y el calórico radiante. Del mismo modo la fecunda doctrina de la evolucion nos hace ver cómo en los desarrollos orgánicos todo lo que se forma ha sido bosquejado anteriormente, cómo los tejidos de las materias vejetales y animales nacen uniformemente de la multiplicacion y de la transformacion de las células.

La generalizacion de las leyes, no aplicada primero sino en estrecho círculo á algunos grupos aislados de fenómenos, ofrece con el tiempo gradaciones cada vez mas señaladas, ganando en estension y en evidencia mientras se fija el razonamiento en fenómenos de naturaleza realmente análoga; pero desde el momento en que los cálculos dinámicos no son suficientes; por donde quiera que las propiedades específicas de la materia y su heterogeneidad están en