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naria, creyó encontrar en este grupo una especie de intermedio entre los volcanes centrales y las cadenas volcánicas de Leopoldo de Buch. Véanse los Annalen de Poggend., t. XXVI, p. 80-81).

^(27)  Pág. 219.— Humboldt, Geogn. Beobacht, ueber die Vulkane von Quito, en los Annalen de Poggend., t. XLIV, p. 194.

^(28)  Pág. 219.— Despues de haber hablado de una manera muy notable del hundimiento problemático del Etna, dice Séneca en su epístola 79. «Potest hoc accidere non quia montis altidudo desedit, sed quia ignis evanuit et minus vehemens ac largus effertur; ob eamdem causam, fumo quoque per diem segniore. Neutrum autem incredibile est, nec montem qui devoretur quotidie minui, nec ignem non manere, eumdem; quia non ipse ex se est, sed in aliqua inferna valle conceptus exæstuat et alibi pascitur: in ipso monte non alimentum habet, sed viam.» (Ed. Ruhkopfiana, t. III, p. 32). Strabon reconoce perfectamente que deben existir comunicaciones subterráneas entre los volcanes de Sicilia, los de Lipari, de Pitecusa (Ischia) y el Vesubio. (l. 1, p. 247 y 248). Añade que toda la region está colocada sobre un foco subterráneo.

^(29)  Pág. 220.—Humboldt, Essai polit. sur la Nouvelle Espagne, t. II. p. 173-175.

^(30)  Pág. 221.— He aquí los versos de Ovidio (Metamorph. l. XV, V. 296-306.

Est prope Pittheam tumulus Trœzena sine ullis
Arduus arboribus, quondam planissima campi
Area, nunc tumulus: nam—res horrenda relatu—
Vis fera ventorum, cæcis inclusa cavernis,
Exspirare aliqua cupiens, luctataque frustra
Liberiore frui cœlo, cum carcere rima
Nulla foret toto, nec pervia flatibus esset,
Extentam tumefecit humum; ceu spiritus ori
Tendere vesicam solet, aut directa bicorni
Terga capro. Tumor ille loci permansit, et alti
Collis habet speciem, longoque induruit ævo.

Esta descripcion de un levantamiento en forma de campana tiene verdadero interés bajo el punto de vista geognóstico, ademas, concuerda perfectamente, con un pasaje de Aristóteles relativo al levantamiento de una isla de erupcion. (Meteor. l. II, c. 8, p. 17-19): «La Tierra no cesa de temblar en tanto que el viento (ἄνεμος) causa del quebrantamiento del suelo, no encuentra salida. Esto es lo que ha sucedido últimamente en Heráclea, en el Ponto, y con anterioridad en Hiera, una de las islas de Eolo, donde una parte del suelo se hinchó y levantó con es-