iminixta: exque ætheris regione, tractu rectilineo, per aerem trajicere, ceu minutos cometas, occulta causa motus utrorumque.» Keplero, Epit. Astron. Copernicanæ, t. I, p. 80.
^(60) Pág. 103.—Relation historique, t. I, p. 80, 213 y 527. Si se distingue en las estrellas errantes como en los cometas la cabeza ó el núcleo y la cola, se puede juzgar por la longitud y el brillo de la cola, ó del rastro luminoso, del grado de transparencia de la atmósfera, y dar cuenta de la superioridad de las regiones tropicales á este respecto. En ellas la impresion producida por el espectáculo de las estrellas errantes es mas viva, sin que por esto el fenómeno necesite ser mas frecuente; allí se ve mejor y dura mas tiempo. Por lo demás, la influencia de la atmósfera sobre la visibilidad de estas apariciones, se hace sentir, aun en las zonas templadas, por las grandes diferencias que se observan en apostaderos poco distantes. Así Wartmann dice que el número de los meteoros que han podido contarse durante una aparicion de noviembre, en dos lugares próximos, en Ginebra y en Planchettes, estaban en la relacion de 1 á 17 (Wartmann, Mem. sur les étoiles filantes, p. 17). Brandes ha hecho una serie de numerosas observaciones muy exactas acerca de las colas de las estrellas errantes. Este fenómeno no podria esplicarse por la persistencia de la impresion producida en la retina, visto que continúa á veces hasta un minuto despues que el núcleo de la estrella ha desaparecido. Generalmente el rastro luminoso aparece inmóvil (Gilbert's, Annalen, t. XIV, p. 231). Estos hechos establecen una gran analogía entre las estrellas errantes y los bólides. El almirante de Krusenstern, en su viaje alrededor del mundo, vió á un bólide dejar tras sí un rastro luminoso que brilló durante una hora, sin cambio sensible de lugar. (Voyage, primera parte, p. 58). Sir Alexander Burnes describe en brillantes términos la transparencia atmosférica de Bokhara (latitud 39°43'; altura sobre el nivel del mar, 390 m.: «There is also a constant serenity in its atmosphere, and an admirable clearness in the sky. At night, the stars have uncommon lustre, and the milky way shinhes gloriously in the firmament. There is also a neverceasing display of the most brilliant meteors, which dart like rockets in the sky: ten or twelve of them are sometimes seen in an hour, assuming every colour: fiery, red, blue, pale and faint. It is a noble conntry for astronomical science, and great must have been the avantage enjoyed by the famed observatory of Samarkand.» Burnes, Travels into Bokhara, t. II, 1834, p, 138. Si Burnes cree que las estrellas errantes son numerosas cuando pueden contarse 10 ó 12 por hora, no seria justo hacer de ello un motivo de censura para un viajero aislado: ha sido necesario recurrir en Europa á un sistema de observaciones regularmente continuado, antes de poder asegurar con Quetelel (Corresp. mathém. et phys., nov. 1837. p. 447), que aparecen, por