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familias de pueblos mas susceptibles de cultura, mas civilizadas, mas ilustradas que otras: pero nunca mas nobles, porque todas han nacido igualmente para la libertad, para esa libertad, que si bien en un estado social poco adelantado no pertenece mas que al individuo, es en las naciones llamadas al goce de verdaderas instituciones políticas el derecho de toda la comunidad. «Una idea existe que se revela á través de la historia y estendiendo cada dia su saludable imperio; una idea que prueba mejor que otra cualquiera el hecho, con frecuencia discutido, pero peor comprendido aun, de la perfectibilidad general de la especie; y esa idea es la idea de la humanidad. Ella es la que tiende á destruir las barreras que prejuicios y aspiraciones interesadas en todos sentidos, han llevado á los hombres á mirar á la humanidad en su conjunto, sin distincion de religiones, de naciones, ni de valor, como una gran familia de hermanos, como un cuerpo único, que caminan á un solo y mismo objeto, al libre desenvolvimiento de las fuerzas morales. Tal es el objeto y fin supremo de la sociabilidad, y tal al mismo tiempo la direccion impuesta al hombre por su propia naturaleza para el engrandecimiento indefinido de su existencia. La tierra que su mirada abarca, y cuanto le es posible distinguir en el estrellado cielo, es para el hombre como su última propiedad, como doble campo abierto á su actividad física é intelectual. De niño aspira ya á franquear las montañas y los mares que circunscriben su estrecha habitacion; luego replegándose sobre sí mismo como la planta, suspira por su regreso. Esta doble aspiracion hácia lo que desea y hacia lo que ha perdido, viene á ser indudablemente lo mas bello y sublime que en el hombre se dá, lo que le libra del riesgo de apegarse á la muerte de una manera esclusiva. Arraigada así en las profundidades de la naturaleza humana la íntima y fraternal union de la especie, y al propio tiempo exigida por sus mas nobles instintos,