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pampas), y en los eriales de maleza (ericeta) de Europa, y en los desiertos arenales ó pedregales del Africa.

La ley que sigue el decrecimiento del calor, en diferentes latitudes, á medida que la elevacion aumenta, es de altísima importancia para la meteorología, y no interesa menos á la geografía de las plantas, ó la teoría de la refraccion terrestre y á las diferentes hipótesis en que se funda la evaluacion de la altara de la atmósfera. Por eso el estudio de esta ley ha sido siempre uno de los principales objetos de mis investio-aciones, en las numerosas ascensiones de montañas que he verificado, en las regiones próximas y apartadas de los trópicos (99).

Desde que se sabe con alguna exactitud cómo se distribuye el calor en la superficie del globo, es decir, desde que se estudian las inflexiones y las distancias de las líneas isotermas é isoteras en los diferentes sistemas de la temperatura al Este y Oeste del Asia, de la Europa central y de la América del Norte, no es ya permitido formular de una manera absoluta la siguiente cuestion: ¿á qué fraccion del calor termométrico medio del año ó del estío corresponde una variacion de 1° de latitud sin salir de un mismo meridiano? Existe en cada sistema de líneas isotermas de iguales curvaturas una relacion íntima y necesaria entre estos tres elementos: la disminucion del calor en sentido vertical y de abajo á arriba; la variacion de temperatura por cada cambio de un grado en latitud geográfica; la relacion, finalmente, que se da entre la temperatura media de un punto situado sobre una montaña, y la distancia al polo de otro punto de igual nivel que el mar.

En el sistema de la América oriental, la temperatura media anual varía, desde la costa del Labrador hasta Boston 0°,88 por cada grado de latitud; desde Boston á Charleston 0°,95, y de Charleston al trópico de Cáncer (Cuba) la variacion disminuye y no es mas que de 0°,66. Ya en