convertirse en vientos terrales, y al penetrar en aquellas comarcas despues de haber soplado sobre grandes estensiones de tierras heladas y cubiertas de nieve, las enfria en vez de calentarlas. El rigor del clima de la Siberia occidental es un efecto de estas causas generales, debido á la configuracion de la tierra firme y á la naturaleza de las corrientes atmosféricas; pero no á la grande elevacion del suelo sobre el nivel del mar (98), aunque lo hayan así asentado Hipócrates, Trogue-Pompeyo y mas de un viajero célebre del siglo XVIII.
Dejemos ya las llanuras para ocuparnos de las desigualdades de que está sembrada la superficie poliédrica de nuestro globo, y consideremos las montañas relativamente a su accion sobre el clima de los paises vecinos y á la influencia que ejercen en razon de su altura sobre la temperatura de sus propias cimas, ó aun de sus mesetas. Las cadenas de montañas dividen la superficie terrestre en grandes cuencas, en valles angostos y profundos, y en valles circulares, que encajonados por lo comun como entre murallas, individualizan los climas locales (por ejemplo, en Grecia y en una parte del Asia menor) colocándoles en condiciones especiales con relacion al calor, á la humedad, á la trasparencia del aire y á la frecuencia de los vientos y tempestades.
Esta configuracion ha ejercido en todo tiempo una poderosa influencia sobre las producciones del suelo, la eleccion de cultivos, costumbres, formas de gobierno, y aun sobre las enemistades de las razas vecinas. El carácter de la individualidad geográfica llega, por decirlo así, á su máximum, cuando la configuracion del suelo, en el sentido horizontal como en el vertical, es lo mas variada posible; hallándose fuertemente grabado por el contrario el carácter opuesto en las estepas del Asia septentrional, en las grandes llanuras herbáceas del Nuevo-Mundo (sábanas, llanos,