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cielo y el agua parecen confundirse en vaporoso contorno, por el cual los astros salen y se ponen alternativamente. Bien pronto esta eterna vicisitud de la naturaleza despierta en nosotros el vago sentimiento de tristeza que acompaña á toda humana alegría. La particular predileccion que el mar me inspira y el grato recuerdo de las impresiones que el elemento líquido, ya reposado en medio de la calma de la noche, ó en lucha contra las fuerzas de la naturaleza, ha producido en mí en la region de los trópicos, es lo que me determina á señalar los goces individuales de la contemplacion, antes de las consideraciones generales que me restan por enumerar. El contacto del mar ejerce indudablemente una influencia saludable en la moralidad y en el progreso intelectual de gran número de pueblos, pues multiplica y estrecha los lazos que deben unir un dia todos los miembros de la humanidad en un solo haz. Si es posible llegar al conocimiento completo de la superficie de nuestro planeta, lo debemos al mar, como le debemos ya los mas bellos progresos de la astronomía y de las ciencias físicas y matemáticas. Al principio, parte de esta influencia se ejercia únicamente en el litoral del Mediterráneo y en las costas occidentales del Sud del Asia; pero se ha generalizado desde el siglo XVI, estendiéndose aun á los pueblos que viven lejos del mar en el interior de los continentes. Desde la época en que Cristóbal Colon fué enviado á librar al Océano de sus cadenas (así una voz desconocida le hablaba en una aparicion que tuvo, hallándose enfermo á orillas del rio Belem) (74), el hombre ha podido lanzarse á regiones ignotas, desligado ya su espíritu de toda traba.

La segunda envuelta de nuestro planeta, la esterior y universal, es el Océano aéreo, en cuyos bajios (mesetas y montañas) habitamos; y nos presenta seis clases de fenómenos, íntimamente ligados entre sí por una dependencia mútua. Estos fenómenos proceden de la constitucion quí-