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jante á la superficie ondulada del mar, la teoría de los fenómenos crepusculares indican para el Océano aéreo una profundidad nueve veces mayor por lo menos. Este último Océano descansa en parte sobre la tierra firme, cuyas montañas y mesetas coronadas de bosques vienen á ser respecto de él como otros tantos bajíos, y parte sobre el mar, que sustenta las capas aéreas mas bajas y mas húmedas.

En ambos Océanos, y á partir de su límite comun, la temperatura decrece segun leyes determinadas, ya nos elevemos por las capas aéreas, ya que descendamos por las acuosas; pero este decrecimiento del calor es mucho mas lento en la atmósfera que en el mar. Como toda molécula de agua que se enfria se hace mas densa y desciende en seguida, resulta que por todas partes la temperatura de la superficie del mar tiende á ponerse en equilibrio con la de las capas de aire que le rodean. Una larga série de observaciones termométricas, muy exactas, nos enseñan que desde el ecuador bástalos paralelos de 48° de latitud boreal y austral, la temperatura media de la superficie de los mares es un poco mas elevada que la de la atmósfera (62). Pero como la temperatura decrece á partir de la superficie, y á medida que la profundidad aumenta, los peces y demás habitantes del mar que buscan las aguas profundas (quizás á causa de su respiracion bronquial y cutánea), pueden hallar hasta en los mares tropicales las bajas temperaturas y los climas frescos de las zonas templadas, y aun de las regiones frias; circunstancia que influye poderosamente sobre las emigraciones y sobre la distribucion geográfica de un gran número de animales marinos. Agregúese á esto que la profundidad á que habitan los peces modifica su respiracion cutánea, en razon del crecimiento depresivo, y determina la relacion de los gases oxígeno y ázoe, que llenan su vegiga natatoria. Como el agua dulce y el agua salada no llegan á su máximum de densidad á la misma temperatura,