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las aguas, que la que tienen hoy los del mar del Sud y Océano Indico. Veremos mas adelante cómo ha podido concurrir con otras causas, esta preponderancia del elemento líquido, á regularizar los climas y á mantener una alta temperatura. Aquí es necesario añadir, para acabar la descripcion del engrandecimiento sucesivo (aglutinacion) de las tierras salidas de las aguas, que poco tiempo antes de los cataclismos que han traido en intervalos mas ó menos largos la súbita destruccion de un número tan grande de vertebrados gigantescos, una parte de las masas continentales ofrecia ya las actuales divisiones; y aun se estenderá mucho mas esta semejanza, si atendemos á la gran analogía que reina en la América del Sud y en las tierras australes, entre los animales indígenas de nuestro tiempo y las especies estinguidas. Se han encontrado por ejemplo, en la Nueva-Holanda, restos fósiles de kangarones; y en la Nueva-Zelandia, el esqueleto semi-fosilificado de un enorme pájaro semejante al avestruz, el dinornis de Owen, de la especie de nuestros apterigios, pero algo diferente del doronte (dodo), de la isla Rodriguez, cuya especie ha desaparecido mas tarde.

Nuestros continentes deben quizás su altura sobre el nivel general de las aguas circundantes, á la erupcion del pórfiro cuarzoso, que ha trastornado tan violentamente la primera gran flora terrestre y los estratos de terreno hullero. Las partes unidas de los continentes, á las cuales damos el nombre de llanuras, no son en realidad mas que grupos estensos de colinas y de montañas, cuyas bases yacen al nivel del fondo del mar; ó en otros términos: toda llanura es una meseta con relacion al suelo sub-marino. Las desigualdades primitivas de estas mesetas han sido niveladas por las capas sedimentarias, y luego recubiertas por los terrenos de aluvion.

Esta parte del cuadro de la naturaleza se compone de