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proximidad del mar es una condicion necesaria á la actividad volcánica. Hállanse en el nuevo mundo tres volcanes, el Jorullo, el Popocatepell, y el volcan de la Fragua, situados respectivamente á 15, 25, y 29 miríametros de las costas del Océano. En el Asia central casi á igual distancia del mar glacial y del Océano Indico (á 273 y 284 miríametros), se estiende una gran cadena de montañas volcánicas, el Thian-Chan, ó montañas celestes, señaladas á la atencion de los geólogos por Abel Remusat (36), de la que forman parte el Pé-chan, que arroja lava, la sulfatara de Urum-tsi, y el volcan, aun activo, de Turfan (Hotsen). El Pé-chan está situado á 250 miríametros del mar Caspio, á 32 y 39 miríametros de los grandes lagos de Issikul y de Balkasch (37); los escritores chinos han descrito sus erupciones, que en el siglo 1.° y en el 7.° de nuestra Era devastaron los países limítrofes; es imposible dejar de reconocer las corrientes de lava, cuando dicen: «Las masas de piedra fundida, no menos fluidas que la manteca derretida, corrian por una estension de 10. li». Finalmente entre las cuatro grandes cordilleras paralelas, el Altai, el Thian-chan, el Kouen-lun, y el Himalaya que atraviesan de Este á Oeste el continente Asiático, las dos interiores, situadas á 297 y 134 miríametros del mar, son cabalmente las que poseen volcanes que vomitan fuego como el Etna y el Vesubio, y exhalan vapores amoniacales, como los volcanes de Guatemala, mientras que no existe ninguno en las cordilleras mas próximas del mar, en el Himalaya. Los fenómenos volcánicos no dependen, pues, de la proximidad del mar, en el sentido de que deban su orígen á la introduccion de las aguas en las regiones subterráneas; que si las costas al parecer ofrecen favorable asiento á las erupciones, es en razon de que forman los bordes de profundas llanuras ocupadas por el mar, y de que estos bordes cubiertos solamente por las capas de agua,