nuevos volcaues, por mas que su direccion comun con la de la grieta que le cierra, demuestra lo contrario. Los conos menos elevados toman una forma redondeada semejante á la de las campanas ó las colmenas, y se hallan reunidos en grupos en grandes estensiones de terreno. Tales son los hornitos de Jorullo (17), los conos que surgieron de los costados del Vesubio durante la erupcion de octubre de 1822, los del volcan de Awatcha, segun Postéis, y los de Lavendfeld cerca de las montañas Baidares en el Kamtschatka, segun Erman.
En vez de estar libres y aislados en medio de las llanuras, pueden los volcanes hallarse rodeados como los de la doble cadena de los Andes de Quito, de una meseta de 3 ó 4,000 metros de elevacion. Esta circunstancia bastaria quizás para esplicar los fenómenos particulares de aquellos volcanes que no vomitan nunca lava, aun en medio de formidables erupciones de escorias incandescentes, y de esplosiones que se ojen á mas de cien leguas (18). Tales son los volcanes de Popayan, los de la meseta de los Pastos y los de los Andes de Quito, salvo el volcan de Antisana, único quizás que se esceptúa entre estos últimos.
Lo que da á un volcan su fisonomía particular, es en primer término: la altura del cono de cenizas; despues, la forma y la magnitud de su cráter. Pero estos dos elementos principales de la configuracion general de las montañas ignívomas, el cono de cenizas y el cráter, no dependen de ninguna manera de las dimensiones de la misma montaña. Asi, por ejemplo, la altura del cono del Vesubio es como 13 de la de toda la montaña, al paso que en el Pico de Tenerife aquella altura es 122, solamente de la altura total, no obstante que el Vesubio es de 3 veces menor elevacion que el Pico. Bajo este respecto, el Rucu-Pichincha, volcan mucho mavor que el de Tenerife, se asemeja al Vesubio.