han puesto en juego para conseguir el fin; pero pretender por ello que la teoría magnética nada deja ya que desear, sería intento tan descabellado como el de aquellos que tienen en cuenta solo los hechos favorables á sus especulaciones (66).
Intimas relaciones existen entre el magnetismo del globo y las fuerzas electro-dinámicas valuadas por Ampere (67), de una parte, y la produccion de la luz polar y del calórico de nuestro planeta, de otra, advirtiendo que los polos magnéticos de la Tierra se consideran como polos de frio (68). Hace mas de 128 años. Halley sospechaba que las auroras boreales podrian ser muy bien simples fenómenos magnéticos (69): hoy esta vaga sospecha ha adquirido el valor de la certidumbre esperimental, despues que el brillante descubrimiento de Faraday nos ha hecho ver que la luz puede producirse por la sola accion de las fuerzas magnéticas.
Hay ciertos fenómenos precursores de la aurora boreal: ya durante el dia que precede á la aparicion nocturna, la marcha irregular de la aguja imantada anuncia una perturbacion en el equilibrio de las fuerzas magnéticas terrestres. Cuando esta perturbacion alcanza su mas enérgico grado de desarrollo, el equilibrio roto se restablece por medio de una descarga acompañada de luz. «La aurora boreal no debe ser considerada como causa esterior de la perturbacion, sino como resultado de una actividad terrestre, cuyo poder alcanza á producir fenómenos luminosos, y que se manifiesta así, de un lado, por esta produccion de luz, y de otro, por las oscilaciones de la aguja imantada» (70). La aparicion de la aurora boreal es el acto que pone fin á una tempestad magnética, asi como en las tempestades eléctricas otro fenómeno luminoso, el relámpago, anuncia que el equilibrio momentáneamente alterado en la distribucion de la electricidad, llega al cabo á restablecerse. La tempestad