minarlas); por último, imaginóse que á los 82° de latitud, cerca del Polo Norte, se hallaba una inmensa abertura por donde debia salir la luz de las auroras boreales, y que permitia bajar á la esfera hueca. Sir Humphry Davy y yo fuimos invitados públicamente por el capitán Symmes para emprender esta espedicion subterránea. ¡Tan enérgica es la tendencia de ciertos espíritus á poblar de maravillas los espacios desconocidos, sin tener en cuenta los hechos adquiridos por la ciencia ni las leyes universalmente reconocidas en la naturaleza! Ya á fines del siglo XVII, el célebre Halley, en sus especulaciones magnéticas, habia escavado así el interior de la Tierra, suponiendo que un núcleo, girando libremente en aquella cavidad subterránea, producia las variaciones anuales y diurnas de la declinacion de la aguja imantada. Estas ideas, que no fueron jamás sino pura ficcion para el ingenioso Holberg, han hecho fortuna en nuestros dias, y háse pretendido darles con seriedad increible cierto valor científico.
La figura, la densidad y consistencia actuales del globo están íntimamente ligadas á las fuerzas que se agitan en su seno independientemente de toda influencia esterior. Así, la fuerza centrífuga, consecuencia del movimiento de rotacion de que está animado el esferóide terrestre, ha determinado el aplanamiento del globo; y á su vez este aplanamiento denota la fluidez primitiva de nuestro planeta. Una cantidad enorme de calórico latente háse hecho libre por la solidificacion de esta masa fluida; y si, como Fourier dice, las capas superficiales son las primeras que se han enfriado y solidificado al emitir sus rayos hacia los espacios celestes, las partes mas próximas al centro deben haber conservado su fluidez é incandescencia primitivas. Durante largo tiempo este calórico interno ha atravesado la corteza así formada, para perderse al cabo en el espacio; y luego vino otro período de equilibrio estable en la temperatura del