Con las once medidas de grados (determinaciones de la curvatura de la Tierra en diferentes puntos de su superficie) practicadas hasta ahora, 9 de ellas en nuestro siglo, conocemos ya bien la figura del globo, que Plinio llamaba «un punto en el Universo» (28). Estas medidas no dan para diferentes meridianos la misma curvatura bajo igual latitud; lo cual prueba la exactitud de los instrumentos empleados y la fidelidad de los resultados parciales. El decrecimiento de la pesadez cuando se va del ecuador al polo, depende de la ley que siguen las variaciones de la densidad en el interior del globo; y lo mismo sucederá con cuantas deducciones saquemos de este hecho respecto de la figura de la Tierra. Asi, por ejemplo, cuando inspirado por consideraciones teóricas no menos que por el descubrimiento del aplanamiento de Júpiter, que Cassini habia hecho antes de 1666, anunció Newton en sus inmortales Philosophiæ naturalis Principa el aplanamiento de la Tierra, (29) fijó su valor en 1200, hipótesis de una masa homogénea, en tanto que las medidas efectivas, sometidas á los poderosos métodos de la análisis recientemente perfeccionada, han probado que el aplanamiento del esferoide terrestre es próximamente igual á 1300, por considerarse que la densidad de las capas es cada vez mayor hácia el centro.
Tres métodos se han empleado para determinar la curvatura de la Tierra; á saber: las medidas efectivas de grados de meridiano; las observaciones del péndulo; y ciertas desigualdades lunares: todas tres dan idéntico resultado. El primer método es á la vez geométrico y astronómico; en los otros dos, se pasa de los movimientos observados con exactitud á las fuerzas que los han producido, y de estas mismas fuerzas á su causa comun, que está en relacion con el aplanamiento de la Tierra. Aunque en este cuadro general de la naturaleza no debiera tratar de métodos, me ha parecido conveniente, sin embargo, hacer una escepcion en fa-