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La incomparable Norma
Hace inmortal el nombre de Bellini;
La sublime Traviatta
Eterniza de Verdi la memoria,
Y vivirá por siempre
En la italiana historia
El recuerdo feliz de Paganini.
Al pronunciar los nombres
De los ilustres hombres
Cuya inspirada frente
Admira el mundo de laurel ornada,
Os ruego que su ejemplo
Constantes imiteis en la jornada
Que lleva al genio de la gloria al templo.
Acaso encontrareis cardos y espinas,
Pero en cambio hallareis plácidas flores
De suave aroma y galas peregrinas.
¿No os inspiran las gracias
Que á las cubanas concedió el Eterno?
Son ardientes sus ojos,
Y su mirada de sin par ternura
Penetra el corazon; sus labios rojos
Vierten divina y celestial sonrisa
Que enajena de amor y de ventura,
Y el eco grato de su puro acento
Es de ilusion riquísimo tesoro,
Seductora expresion del sentimiento.
¡Oh no dejeis sus nombres
Dormir por siempre en funeral olvido!
Y cual repite el mundo
Los de Beatriz y Laura,
Haced que lleve susurrando el aura
Vuestras dulces querellas
De la tierra por todas las rejiones,
Y celebren los pueblos y naciones
La gracia y el candor de nuestras bellas.
Estudiad en sus obras la grandeza
Del Supremo Hacedor; tal en la vida