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IV

ellos, y los únicos poderosos de la tierra: la fuerza de voluntad, y la constancia.

Un ejemplo ilustre de estas virtudes de los ánimos esforzados nos presenta el gran Almirante genovés: los sabios lo llamaron loco, y esta locura sin embargo dió por resultado un Nuevo Mundo.

¡Oh, nosotras creemos que aun en estos tiempos en que la civilizacion recibe los homenajes de todos como la única diosa del siglo, pocos comprenden en todo su valor cuanto era Cristóbal Colon!

Así pues, ¿quién ha de estrañar que una hija de ese mundo mismo, cuya existencia se creyó fantástica, fantasee el bien, sin alcanzar á conseguirlo; fantasee lo grande, sin alcanzar á desenvolverlo; fantasee lo bello, sin alcanzar á pintarlo, y sean vanos sus esfuerzos para hacer una obra digna de ser ofrecida á la reina de la poesía, cuando él tuvo que apurar tantos sinsabores para dar cima á su grandiosa idea y ofrecerla en homenaje á otra reina?.........

Respecto al valor de nuestra obra, no es á nosotras á quien toca juzgarla, sino al público.

Su género es como el de casi todas las que se publican en Cuba; poética; y si hemos de creer á Lamartine : «la poesía es la voz de la humanidad pensando y sintiendo,» la poesía en nuestro humilde concepto debe representar el sello, digámoslo así, del mundo real que la inspira, y el ideal que le dá sus formas.

La calificación del gran poeta nos parece verse tan de manifiesto en el carácter de nuestra poesía, que no tememos llamarla, descriptiva y amorosa, en consonancia con la naturaleza virgen y floreciente de nuestro suelo.