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LITTERAE

pero en su sublime obra se ven obstaculizados por la pobreza de las familias y la escasez de sacerdotes aptos para dirigir los estudios y gobernar sabiamente la organización. Por esto, y con dificultad, solo hay un único seminario en el que se proporciona una educación completa y perfecta de los alumnos: esto, en estos tiempos en los que Gobernadores civiles y los protestantes no omiten ningún gasto o esfuerzo para que toda la juventud sea educada de manera refinada y culta.

Esto muestra cuán apropiado es, y cuán útil para la salud pública, fundar seminarios en las Indias Orientales donde los jóvenes locales, esperanza de la Iglesia, sean educados en todos los refinamientos de la doctrina y en aquellas virtudes sin las que no se pueden ejercer ni santa ni útilmente los sagrados ministerios de la Iglesia. Una vez eliminados los motivos de discordia mediante los acuerdos establecidos, y ordenada la administración de las Diócesis con la jerarquía eclesiástica, Nos será posible -como proponemos- proveer adecuadamente a la formación de los clérigos, con lo que nos parecerá haber coronado nuestra obra. En efecto, como hemos dicho, una vez fundados los Seminarios para Clérigos, será cierta la esperanza de que surgiría un gran número de sacerdotes preparados que difundiesen ampliamente la luz de la piedad y de la doctrina, y que al sembrar la semilla del Evangelio aplicasen científicamente los aspectos principales de su inventiva. — En una obra tan noble y útil para la futura salvación de una infinita multitud de personas, consideramos oportuno que los europeos presten alguna ayuda, sobre todo porque solos no podemos hacer frente a los gastos. Es propio de los cristianos sentir que todos los hombres son hermanos, estén donde estén, y no considerar a nadie como ajeno a su caridad; y esto, especialmente, en aquellos problemas en los que está en juego la salvación eterna del prójimo. Por eso os pedimos insistentemente, Venerables Hermanos, que colaboréis, en la medida de vuestras posibilidades, en Nuestro propósito e intento. Poned los medios para que se conozca la situación de la religión católica en regiones tan lejanas; procurad que todos entiendan que es necesario intentar algo por los indios: sobre todo que aquellos que disponen de bienes entiendan que el mejor fruto del dinero es la caridad.

Sabemos con certeza que no hemos implorado en vano la voluntad generosa de vuestros pueblos. Si la generosidad es mayor que los gastos necesarios para los Seminarios de los que hemos hablado, lo que quede del dinero recaudado, cuidaremos que se emplee útil y piadosamente en otras obras iniciadas.

Propicios a los dones celestiales y al testimonio de nuestra paternal benevolencia,