Página:Acústica elemental (1892).pdf/8

Esta página ha sido corregida
6
PRÓLOGO.

tura del libro sea el principal elemento de acción, y sin esto, no quedará más que enunciado el deseo del que lo escribió, de todo punto insuficiente para llevar al ánimo del lector la certeza del principio en que pretendió inspirarse.

Una de las partes de la Física en la que los autores de nuestros libros de texto han puesto menos esmero, es, sin disputa, la Acústica, sin embargo de tratarse de una serie de fenómenos interesantisimos de por sí y mucho más aun por la enseñanza que de su estudio se desprende, inmediatamente aplicable á la más cabal inteligencia de las modernas teorías del calor y de la luz, en las que se consideran estos agentes como un movimiento vibratorio perfectamente comparable con las vibraciones sonoras. Es cierto que en algunos de los libros últimamente publicados se ha tratado de subsanar la falta introduciendo un estudio completamente nuevo en nuestros programas, el del movimiento vibratario, del que se ocupan continuación del estudio de la comunicación del movimiento y el choque de los cuerpos elásticos; pero dejando á un lado la dificultad de tratar este asunto con los escasos conocimientos de matemáticas que nuestros alumnos poseen, enseña la experiencia que tan abstrusa exposición de fenómenos, cuya utilidad no se les alcanza, no logra fijar debidamente su atención, y que el conocimiento resulta ilusorio al llegar el momento de aplicarlo; sin contar con que la indole de la enseñanza exige que no se fíe en que el alumo sabrá hacer la aplicación por su propia iniciativa, y que si hay que repetirse, es preferible prescindir del conocimiento preliminar y exponerlo completo en el lugar mismo de su aplicación inmediata. Tiene esto último, además, la ventaja de hacer menos árido su estudio, y la de no exigir sino la exposición de aquello que en tal materia haya de resultar absolutamente necesario.

La importancia del perfecto conocimiento de la Acústica, resulta evidente desde el momento en que se considera que ésta nos presenta la ocasión de sentar principios y deducir consecuencias, aplicables á todo movimiento vibratorio, partiendo del movimiento sonoro que se ve y se toca, que entra por los sentidos como tal movimiento, comprobándose por su testimonio la vibración del cuerpo sonoro y los accidentes de su propagación, con un sinnúmero de detalles que sería inútil perseguir en otros movimientos de su misma especie que, como el calor y la luz, escapan á tan minuciosa investigación de la vista y el tacto, incapaces de apreciar en ellos otra cosa que la sensación específica correspondiente, quedando en la sombra el movimiento del foco y el del medio transmisor, que ase-