inversa de la raíz cuadrada de su densidad; así, en el hidrógeno, cuya densidad es catorce y media veces menor que la del aire, se propagará el sonido con una velocidad casi cuatro veces mayor que en éste; y en el ácido carbónico, por el contrario, se propagará el sonido con una velocidad más pequeña que en el aire, por ser más denso.
Calentando un gas en una vasija cerrada de modo que no pueda dilatarse, aumenta su fuerza elástica sin variar su densidad; y si se calienta en condiciones de poderse dilatar conservando siempre la misma fuerza elástica, su densidad se hará menor, y en uno y en otro caso, aumentaría la velocidad de propagación del sonido en la masa del mismo. Todas estas previsiones quedan perfectamente comprobadas por los resultados obtenidos en los experimentos hechos con el objeto de medir la velocidad del sonido en el aire.
Velocidad del sonido en el aire.—Se determinó ésta en 1738 por una comisión de la Academia de ciencias de París, y en 1822 por otra del Observatorio, empleando el mismo procedimiento, reducido á fijar dos estaciones á 29 kilómetros en los primeros experimentos, y disparar sucesivamente en cada una de ellas varios cañonazos, midiendo en la otra, con la mayor exactitud, el tiempo transcurrido entre el momento en que se apercibía el fogonazo y el en que se oía el estampido correspondiente. Como la luz se propaga con una velocidad de 308.000 kilómetros por segundo, se puede despreciar el tiempo que tarda en salvar la distancia comprendida entre las dos estaciones, y tomar como tiempo empleado en propagarse el sonido, de una á otra, el que queda dicho. Como los vientos favorecen la propagación del sonido en su propia dirección, se tomó la precaución de hacer los disparos de una y otra estación alternativamente á intervalos muy cortos, y tomar el término medio de cada dos observaciones. Se admite como resultado de estas investigaciones, que la velocidad del sonido en el aire à la temperatura de 15°, es de 340 metros, y por otra serie de experimentos llevados á
