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Mas qué queréis, adoro la blancura
Que sabe a incienso y a rumor de alas;
Amo la cándida, azucena pura
Por el albor sublime de sus galas;
Y es blanca, esté muy alta, es esplendente
La dulce estrella que mis pasos guía,
Que tímida se eleva en Occidente
Cuando muriendo el Sol termina el día!
Mayo 1917.