O cometas que cruzan al desgaire
En luminoso y rítmico turbión.
¡Oh, fuego convertido en lluvia de oro
Que quieres escalar la inmensidad;
Que pasas cual luciente meteoro,
Y que luego con rápido desdoro
Te deshaces en triste realidad:
¿No sabes que tu fuerza no es bastante
Para querer al cielo desafiar?...
Te asemejas al hombre, que pedante
Pretende con su espíritu oscilante
El misterio de Dios desentrañar!
Me entristeces, oh fuego de artificio,
Que brillando un instante acabarás;
Porque al morir tu resplandor ficticio,
Como a influjo de un negro maleficio
El cielo, arriba, se oscurece más.
Se oscurece lo mismo que la mente
Cuando pasa, inestable, una ilusión,
Una de esas que sirven solamente
Para hacer el dolor más evidente,
Y añadirle amargura al corazón.
...Salta una chispa, y en el cielo forma
Un signo de expectante admiración...
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