ses, no para imperar en ellos, sino para darlos íntegros a los humildes y a los desheredados de la tierra.
Y he aquí el sentido más íntimo, la belleza mayor de este libro, y acaso aquella razón misteriosa que las gentes buscan en las obras de los escritores gloriosos.
Muchos pensarán acaso prematuro lo categórico de este comentario, en cuanto declara la presencia temprana de una extraordinaria personalidad poética. Remitámoslos a la fina. conciencia de los menos, quienes por el contrario se preguntarán, luego de leer «Nieve...», porqué fué olvidado, en la cita de los versos, tal o cual pasaje cuya idea les llegó al alma. No fué olvidado, sino simplemente rehuido para el propósito de precisar, con más claridad, ese sentido fundamental, a mi juicio, que se contiene en la obra iniciada de Margarita Abella Caprile.