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XXVI ACTAS DEL CABILDO DE BUENOS AIRES

es bien sabido que en aquellos tiempos no se daba cuidado ninguno á ese ramo en las grandes ciuda- des de Europa, y mucho menos en aldeas que ape- nas comenzaban á sentir las primeras palpitaciones de la vida social. En-1601, logra ya nuestro cabil- do encontrar en don Francisco Victoria un vecino que quisiera tomar esa: tarea á razon de un peso mensual por la enseñanza de la lectura y por la doctrina, y de dos pesos por la escritura. Ya por- que se cansara ó porque tomase otra ocupación más productiva, á Victoria le sucedió Felipe Arias Man- silla en 1608, y á este Alejandro Taurin en 1610.

Don Juan de Garay, segun lo demostraría pro- bablemente algunas de las primeras actas perdidas, había arreglado con el cabildo la fundacion de un Hospital y Hermita de San Martin; obra que no pu- do llevarse á efecto hasta 1611, y que se estableció en donde hoy se prolonga la calle de la Defensa y en el lugar inmediato á la Iglesia de la Residencia que ha ocupado hasta ahora diez años. Fué su pri- mer mayordomo como galardon de honra el mismo Lugar-teniente Capitan Manuel de Frias.

Por grande mejora y provecho de la poblacion se tuvo que Fernando Alvarez saliese en 1608 á po- ner un horno en que cocer ladrillos y tejas, dicien- do que lo sabría hacer si se le adjudicaba terreno y privilegio; y que así surtiría por módico precio á los vecinos de ese artículo de que tanto necesitaban; pues hasta entonces estaban reducidos á la pared de tapia, gruesa masa de barro, y al techado de paja liada con cuerdas, vivero una y otra de vichos y de sabandijas de todo género, z

Es probable tambien que en algunas de las actas perdidas ó destrozadas, se hubiese tratado de las