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INTRODUCCIÓN xx

toles que valen mas que San Bonifacio; y se ordena que las valotas se metan en un sombrero... Pero que no se haga trampa. ..¡Pues que venga un niño inocente!...Viene el niño inocente: mete la mano en el sombrero, sale agraciado San Simon y Judas —«á quien cupo el encargo de la abogacía; y así se elijió é hicieron, en nombre de esta ciudad, pres- tando caucion por las presentes y que adelante fue- ren, voto á Dios Nuestro Señor de guardar la fies- ta del dicho día á todos los años desde el que viene que será la primera y de hacer decir en la Iglesia mayor una misa, etc.»

A lo que parece, el gobernador señor Diego Marin Negron, fué el hombre de mas provecho y buenas dotes de gobierno que vino de España en aquel tiempo. Buena debió ser la fama que le pre- cedía, si se ha de juzgar por el interés que mostró el Cabildo, y el vecindario todo, en hacerle un cum- plido y solemne recibimiento. Se arreglaron las ca- lles en cuanto se pudo: se le compusieron y arre- glaron las casas y techos del Fuerte donde había de residir; y justificado fué este interés, por cuanto en todo su período el vecindario y el Cabildo no cesó de dar gracias al Rey por tan acertado nom- bramiento segun se vé en las actas relativas.

La ciudad presentaba entonces un aspecto pe- culiar. Todas las casas eran tan bajas que las tije- ras y sobrados de los techos, demasiado salientes, ofendian á las carretas y vecinos de á caballo, que para evitar los pantanos del medio de la calle y lo cardales, tenian que arrimarse á los muros mismos de las casas. El cabildo mandó cortar esas tijeras y sobrados en beneficio de las carretas; pero como estas echaran abajo, de encontron, algunas casas, se