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va ACTAS DEL CABILDO DE BUENOS AIRES

hombre de las luces y de la posición de Azara le decía al Rey de España que con treinta mil habi- tantes en la campaña de Buenos' Aires para que matasen ganados y recojieran cueros podía recibir una renta no solo igual sinó superior á la que le habían dado hasta entonces las minas del Perú. ¡Hace apenas un siglo que esta era la idea que nues- tro suelo les suministraba á los funcionarios y eco- nomistas de España!

En el reinado de Felipe III el esplendor y la

potencia económica de la España declinaba visible- mente por un triste declive hácia su anonadamiento. Heredero de los Reyes del Portugal, el Rey de Es- paña tenía en tal abandono sus provincias del Bra- sil, que por su incapacidad para producir cereales y favorecer la cría de ganados sufrían grandes es- caceses y eran diezmadas por las enfermedades que se originan en el alimento esclusivo de las frutas.

Otra circunstancia vino á influir allí para que se hiciese más afligente aún este mal estado, y que prevaleciesen las leyes de la naturaleza y de la geografía sobre las que había impuesto la razón de estado.

De 1600 á 1601 los establecimientos portugueses de Guinea y de Angola, como los del Brasil se en- contraron completamente desprovistos de víveres á causa de la guerra marítima con que la Holanda, la Inglatera y la Francia, tenian materialmente anu- lado el tráfico de la España con sus colonias de Africa principalmente,

Fueron tales las súplicas que esas aflijidas po- blaciones hicieron llegar á los oídos: de aquel go- bierno inepto, y explotado por favoritos indignos de gobernar por sus vicios y su ignorancia, que en