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7 DE JULIO

—¿Con que siguen las conferenciad

— Y seguirán mientras haya sueldos. Lo áe* las dimisiones presentadas el día 4 es una farsa. Tigrekan tendrá que mandar á sus mozos de retrete que pongan á los Ministros en la puerta de la calle.

— San Martín acaba de entrar en Palacio, señores: le he visto.

— Es natural. No estando en presidio...

— También han entrado los embajadores, con M. Lagarde á la cabeza.

— ¿También esos pillos? Ya les arreglaría yo«

— Parece que está ya estipulada la reforma de la Constitución.

— Ya escampa. Así como se dice: «antes la muerte que la deshonra,» yo digo: «antes quiero verla suprimida que reformada.»

Esta sabia proposición política, tan propia de cabezas españolas, salió entonces de la eminente cavidad cerebral de D. Patricio.

— Esa sí que es barbaridad.

— ¿Y prefiere usted el despotismo á las do& Cámaras?

— Lo prefiero.

—¿Y el año 14?

— [Que me den el año 14, chilindrón!

— ¿Y la horca?

— La horca no deshonra: los pasteles apeatan y manchan... Pero allá viene el gran patriota Mejía, que siempre trae buenas noticias.

— Salud, señores—dijo el periodista llevando militarmente la mano al enorme morrión*

—¿Se van ó no se van?

— Usted dirá.