DB JULIO
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ridades. La multitud prorrumpió en vivas, y ardientes palabras se cruzaron de una parte á otra.
— ¡Nobles y dignos jóvenes!—exclamó con lágrimas en los ojos el entusiasta patriota y honrado comerciante que respondía al nombre de D. Benigno Cordero,
— ¡Benditas sean las madres que los han pa ¿ ridol—gritó Sarmiento, que á su lado estaba»
— ¿Conoce usted, Sr. D. Benigno, á aquel joven que ahora parece arengar á sus compañeros y en este momento da un viva á la Constitución?
— Le conozco, sí. Es Ramón Narváez.
xv
Dentro de Palacio, y en la reducida esfera donde imperaba la Monarquía absoluta, también se repartían municiones. Pero ¿qué municiones? Dulces, cigarros y botellas de vino. Dicen que cada soldado tenía en su 'bolsillo una onza de oro, y que las criadas de Palacio bajaban á repartir entre ellos cintas encamadas con emblemas de Viva el Rey absoluto, Mueran los milicianos. Dicen que había crápula permanente arriba y abajo, en los salones y en el patio, con gran jaleo de borracheras, excesos y deslices que no son para escritos.
Los grandes palaciegos como Amarillas, Infantado, Casa Sarriá y el Duque de Castro^