en París necesitaba consejos, y si los suyos y la protección que podía dispensarle podían servirle, se ponía á su disposición. Ellos se manifestaron agradecidos con palabras y reverencias á la vez que tenian algo de cómico. La Baronesa veía en Yolande una recluta útil para su mesnada, alegre, elegante y gastadora, siempre dispuesta á divertirse, y una casa de que podía disponer y hacer dar fiestas que nada le costarían, ea donde se divertirían como acostumbraba.
Al regresar estaban radiantes y miraban á los transeúntes como si quisieran que adivinaran que venían de una sociedad chic.
Madame de Girardin decía: « Hay mujeres que vienen al mundo grandes damas, otras burguesas, otras zapateras ». — Otro escritor contemporáneo dice « que las mujeres son todas buenas ó malas, según el hombre que las guie, como los caballos de pura raza. »
Nada puede juzgarse de una manera absoluta,