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VÍCTIMAS DEL CHIC.

benévola cortesia que distingue á la verdadera sociedad. Y si ella, por esa condescendencia vituperable, de que te quejas con razón, pero irremediable tal cual hoy está organizada la sociedad, acoge á las que son como las que te perdieron, cree que en el hogar doméstico practica las virtudes más acendradas con el respeto de sí misma. Es un mal irremediable, repito; las galas y los atavíos en los salones igualan á todos en la apariencia, y solo la conciencia difiere; y al retirarse las unas de elástica conciencia sin goces para el alma, las otras gozan de esa bienadanza que da á la suya el haber cumplido con Dios y con la sociedad!

–Tarde reconozco esas verdades, y viniendo de tí, son para mí un nuevo castigo. No tendrá paz mi alma, ni alivio mi corazón, primos mios, hasta que os diga lo que me trae aquí. Naturalmente, en mi situación lo que estaba indicado era el retiro del convento; pero esa soledad, esa paz, el ayuno, las plegarias, el cílicio, la disciplina, las vigilias, serian una dicha para mí, y yo no la merezco ya en este mundo.

El más horrible suplicio, la pena más dura será contemplar día por día vuestra virtud, pensar en que con vuestro ejemplo pude ser feliz y digna de Dios,