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VICTIMAS DEL CHIC.


IX


Dada esa primera satisfacción á su madre, Yolande pensó en darla también á Mercedes; y á fuerza de pensar en cómo lo haría, si había de preparar el terreno ó presentarse de repente y echarse á sus pies, que hacía más efecto que las frases de una carta, de cuya sinceridad podría dudar, se decidió por lo que tomó como inspiración de su madre, que era lo mismo que su corazón sentía y anhelaba.

Sin dejarlo para mañana, y como si quisiera dar aún más alientos al vapor que la arrastraba, se presentó en el castillo de los Fleurance á punto de que estaba reunida la familia, formando uno de esos deliciosos cuadros que encantan la vista, revelan la felicidad y hacen gozar al propio corazón de figurarse lo que gozan les seres á quienes el cielo permite esa dicha, como recompensa de la virtud.

Sylvain tenía en sus rodillas al hijo mayor, al que distraia con cuentos en que siempre había una moraleja; Mercedes tenía también así á la hija segunda, que explicaba con gracia á su madre lo que significaban las estampas da un libro, y el otro niño andaba