nes nobiliarias, si asi se ha de allegar dinero; pero esto es más fácil en los hombres, y cuando se dice que un joven noble se casa con «una burguesa de provincia», si hay quien revele su origen, hace siempre menos efecto lo que se dice que lo que se ve.
La superiora del Sagrado Corazón resolvió el caso de un modo que llevó á la casa el contento y la alegría. Desde algunos años estaba á su lado una joven guapa, perteneciente á una familia distin- guida. Huérfana en edad temprana, fué recogida por la superiora á quien su madre la encomendó al morir.
Norina, que así se llamaba, tenía otra hermana, poco mayor que ella, Zoé, que la madre confió en París á una parienta con renta tan modesta, que si les procuraba lo necesario para vivir era gracias al orden y economia que observaban. No teniendo, pues, medios de darla la educación tan completa é ilustrada que convenía á su nacimiento, la puso