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VÍCTIMAS DEL CHIC.

-¡Hija mía! ya que no escuchas mis consejos, no desoigas mis súplicas, y únete á mi para pedir al señor por ti. Haz lo que te digo si no quieres verme morir y perder tu alma.

-¡Por Dios, mamá mía! ¡usted á mis pies! cálmese usted, ya volveré, y espero que habrá usted reflexionado que es un fantasma que ha forjado la acalorada y piadosa imaginación de usted para hacerla sufrir á su pobre hija, que la adora y le duele tanto ver sufrir á su buena mamá.

-No, mi corazón no me engaña y el cielo me inspira. El sacrificio más doloroso para mi es no verte, no darte aquel beso en la frente cada día en ese rostro en que me miraba y creia ver la perfección que era el goce perpetuo de mi existencia! Pero lo prefiero, á volver á verte sin haberte purificado. Vete, hija mía, reflexiona, piensa en Dios, en tu alma y en tu madre, y no vuelvas á entrar aquí sin que la luz de la fe vuelva a iluminarte. Piensa que has dado escándalo << ¡Ay del mundo por los escándalos! >> dice el Redentor; Él nos enseña que un arrepentimiento sincero puede abrirnos las puertas del paraíso; la Iglesia lo repite cada día, y los creyentes, como Cháteaubriand, que leía yo ayer, dice: << Es