Página:2 Víctimas del Chic-Primera Edición.pdf/130

Esta página ha sido validada
119
JOSÉ MANUEL HIDALGO.

nadie asombró tuviese un galán cuando las otras lo tenían; llegando el descaro de Bozel hasta admitir las felicitaciones que le hacían por su nueva conquista.

Esternay no estaba aún acostumbrado á ver á nadie tan asiduo en su casa, entrarse de rondón á la hora que le parecía, y no sabía cómo explicarse la presencia de Bozel, el que trató de cutivarle poco á poco, cosa fácil, porque su amor propio se lisonjeaba de tener por intimo un joven chic. Por esto y porque su mujer le dominaba en todo y le hacía callar apenas empezaba á dar su opinión sobre cualquier cosa, Yolande y Bozel podían verse a cada día, y él tomaba esa actitud impertinente del fatuo que se sabe preferido, para que lo sepa el público, y creía que favorecia á una joven nueva que quería brillar en la sociedad.

Iban también otros jóvenes á casa de Yolande de la pandilla de la Baronesa, y, aleccionados por Bozel, un dia se metieron con él en el cuarto de Esternay á punto que leía «Robinson», que le deleitaba.

Confuso de esa visita, y ridículo en las ceremonias con que las recibió, no sabía qué hacer ni qué decir. Después de hablar de cosas indiferentes, empezaron